La Parlamentaria del Mercosur, Cecilia Britto, propuso fomentar la Soberanía Alimentaria, estableciendo la importancia, el valor y la necesidad de los cultivos urbanos o huertas en ciudades para preservar el ambiente, de esta manera generar nuevas estrategias alimentarias aptas para la salud humana y todas las especies que habitan el planeta.
Britto propone desarrollar un Manual de Agricultura Urbana, el cual permita establecer un calendario de cultivos y cosecha para todo el año, adecuado a cada zona geográfica, tomando como ejemplos a otras ciudades del mundo, que incluya consejos de cómo, dónde y cuándo plantar las diferentes variedades de verduras, frutas y hortalizas.
A partir de los años noventa, se produce una reconceptualización referente a la problemática de la alimentación. Así, se pasa de una perspectiva meramente económica y técnica, basada en la producción, oferta global de alimentos, y en el acceso a tecnologías agropecuarias por parte de los países, a considerar el fenómeno como un derecho vulnerado, que implica un proceso social, político y económico, enfocándose en la distribución social de los alimentos, fuertemente condicionado por la distribución (desigual) del ingreso.
La Delegada Argentina pretende apelar a la cooperación regional para llevar a cabo mecanismos que aseguren la Soberania Alimentaria, autosuficiencia en defensa colectiva en ayuda al medio ambiente urbano.
El huerto fomenta una serie de valores que parecen olvidados, ya que se basa en el apoyo mutuo, la comunicación, el realizar un trabajo en grupo sin un fin económico, la emancipación, cooperación, educación y sobre todo autosuficiencia alimentaria.
El concepto de soberanía alimentaria fue
planteado en la Cumbre Mundial de
Alimentación de 1996, por Vía Campesina, en
reacción al mal uso de la noción de “seguridad
alimentaria”, que si bien proponía que todos
tengan una cantidad de alimentos para comer todos los días, no ponía en discusión dónde, quién y en qué condiciones se producen los alimentos. Así, se postulaba la idea de soberanía alimentaria, incorporando un posicionamiento político, social y económico, que ponía en evidencia la problemática del hambre, la desnutrición y la exclusión, como consecuencia de la aplicación de determinadas políticas. De esta manera, la soberanía alimentaria está vinculada a las ideas de autonomía local, mercados locales y acción
comunitaria, lo cual permitiría democratizar no sólo los alimentos, sino también el acceso y control de los recursos por parte de la población para la erradicación de la pobreza. Cada vez más personas viven en ciudades, en viviendas cada vez más chicas. Y estas huertas vinculan a las poblaciones con la naturaleza y la posibilidad de tener sus propios cultivos en el espacio público. La otra tendencia tiene que ver con el hambre: para saciar las necesidades en las grandes ciudades, los gobiernos fomentan el autocultivo.
La cultura de los huertos urbanos se ha ido extendiendo a lo largo de los años, tanto en los países desarrollados gracias a movimientos ecologistas, como en países en vías de desarrollo por necesidad. El cultivar nuestra propia verdura sabiendo qué consumimos, cómo está cultivado, orgánicos o sin agrotóxicos, lo cual es valorado de sobremanera
Este movimiento sostenible, que muchos países aún no reconocen como una actividad formal, ocupa a 800 millones de personas en el mundo y por supuesto, su ejecución está cobrando gran impacto gracias a iniciativas como estas, impulsadas por la Dra Britto.
BONDADES DE LOS HUERTOS URBANOS:
- Ayudan a reducir el calor.
- Mejoran la calidad del aire.
- Absorben el ruido.
- Favorecen la economía familiar.
- Son una excelente opción para el uso de residuos orgánicos y más.
Enlace directo al proyecto:
https://drive.google.com/file/d/1uWeEl0gZdJobhu7xr0KPyYTDyJRbkD3 9/view?usp=sharing